La enorme pija comenzó a salir despacio, brillante por la lubricación de la concha de Vero.
- Acostáte de espalda que yo te monto dijo Vero.
Él se acostó y sostuvo con su mano el miembro erecto que apuntaba directo al techo, Vero se subió a horcajadas, se acomodó la verga en la entrada y comenzó a bajar clavándose despacio. Gemía y se agitaba, meneaba las caderas adelante y atrás facilitando que el enorme miembro fuera entrando.
Cuando todo lo que Vero pudo aguantar estuvo ya dentro de ella, se reclinó levemente hacia atrás y comenzó a masajear su clítoris con sus dedos. No tardó en sacudirse en un violento orgasmo y luego se inclinó hacia adelante permaneciendo acostada sobre el pecho de él. El tipo permaneció quieto y luego se volcó de costado y le dijo algo al oído a Vero. No escuché que fue pero pude imaginarlo por el brinco que ella pegó. Permaneció un momento mirándolo muy seria y luego le dijo.
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